Con la ayuda de cocineros tradicionales, investigadores, cultivadores y custodios de semillas, he creado una mesa bogotana, una serie de platos que exploran la historia y los alimentos de esta Sabana de altura en la que queda Bogotá. Aquí la comida y la charla en torno a la mesa son una forma de conocer profundamente nuestro lugar de vida, una tierra que ha permanecido invisible, pues no hay nada más desconocido para los bogotanos que su misma casa.
Es entonces una escuela de paisaje, tal como lo fue la Escuela de la Sabana de principios del siglo XX, aquí la mesa es el medio de creación, y no sólo porque el plato traiga a ella el lugar y lo haga parte del cuerpo, sino porque la elección de alimentos es la que da forma al paisaje: establece mercados, cultivos y demandas de agua.
A partir de recetas históricas y de productos locales, ya de cultivos milenarios, ya de plantas silvestres, así como de relatos y documentos visuales y sonoros, los comensales exploran esta tierra, no solo para mirarla de fuera, sino para llevarla adentro y hacerse parte de ella.